Un análisis llevado a cabo por el Fondo para la Conservación del Guepardo (CCF, por sus siglas en inglés) acaba de concluir que docenas de guepardos se anuncian para la venta como mascotas a través de las plataformas más populares de la redes sociales cada año.

Además, el informe infiere que el papel de internet en la gestión del comercio de guepardos es «prominente», y solicita, por ello, que las compañías involucradas, principalmente Instagram, 4Sale (una aplicación móvil) y YouTube, se conviertan en parte activa de cualquier solución que se adopte para atajar el problema.

El análisis abarcó el período comprendido entre enero de 2012 y junio de 2018.

Los guepardos se enumeran en el Apéndice I de la Convención de Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (Cites). Esto significa que el comercio de guepardos nacidos en la naturaleza solo se permite en circunstancias excepcionales. Sin embargo, los resultados obtenidos por CCF mostrarían que se ofrecieron para su venta como mascotas, al menos, 1.367 guepardos a través de 906 anuncios, lo que representa aproximadamente una quinta parte (20%) de la población mundial de guepardos silvestres que sobreviven en la actualidad. Los guepardos están disminuyendo, de hecho, rápidamente, pasando de un cómputo total estimados de 100.000 individuos hace un siglo a menos de 7.500 hoy.

«El comercio ilegal de guepardos vivos afecta a las poblaciones más pequeñas y fragmentadas de Africa oriental. Mitigar la amenaza requiere un esfuerzo concertado por parte de los gobiernos no solo para confiscar a los animales, sino también para emprender campañas de concienciación para reducir la demanda de especies en peligro de extinción como mascota», indica Laurie Marker, fundadora y directora ejecutiva de CCF. «Las poblaciones de guepardos ya vulnerables, particularmente las de Etiopía y Somalia, están en riesgo de extinción local debido a la caza furtiva para el comercio ilegal de mascotas», añade.

La organización asegura que, cada año, 300 guepardos son objeto de contrabando en Africa oriental. «Muchos ejemplares más mueren antes de ser enviados a Oriente Medio», subraya Marker.