Aquí tienes la respuesta:
Me dedico a la veterinaria y un día me llamaron para examinar a un wolfhound (perro irlandés) de trece años llamado Belker. La familia del perro, Ron, su esposa Lisa y su pequeño Shane estaban muy unidos a Belker y esperaban un milagro.
Examiné al perro y descubrí que se estaba muriendo de cáncer. Le dije a la familia que no se podía hacer ya nada por él y me ofrecí a realizar el procedimiento de eutanasia en su casa. Al día siguiente sentí la sensación familiar en mi garganta cuando Belker fue rodeado por la familia.
Shane parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez y yo me preguntaba si entendería lo que estaba pasando. En unos minutos, la mascota cayó pacíficamente durmiendo para ya nunca despertar.
El niño parecía aceptar la transición de Belker sin dificultad. Nos sentamos por un momento preguntándonos por qué el desafortunado hecho de que la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos. Shane, que había estado escuchando atentamente, dijo: «Yo sé el porqué».
Lo que dijo después me sorprendió, nunca había escuchado una explicación tan reconfortante como ésta. Este momento cambió mi forma de ver la vida.
Dijo: «La gente viene al mundo a aprender a vivir una buena vida, cómo amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona. Bueno, como los perros ya nacen sabiendo cómo hacer todo esto, no tienen que quedarse tanto tiempo como nosotros».
La moraleja de la historia es:
Si un perro fuera tu profesor, aprenderías cosas tales como:
– Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre a saludar.
– Nunca dejes pasar una oportunidad de ir a pasear.
– Permítete la experiencia del aire fresco y el viento.
– Corre, salta y juega a diario.
– Mejora tu atención y deja que la gente te toque.
– Evita «morder» cuando solo un «gruñido» sería suficiente.
– En días cálidos, acuéstate sobre la hierba.
Y nunca olvides: «Cuando alguien tenga un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente haz que sienta que estás ahí».
Este es un secreto de la felicidad que, aunque no nos demos cuenta, los perros nos enseñan a diario.
Mi nombre es Ruth es doloroso perder a un amigo compañero fiel ROCO .Me tocó esa triste experiencia de la cual nunca lo olvidaré pes la atención, comprensión de su empresa para mi hermoso ROCO y con nosotros su familia fue la mejor despedida que pudo tener mi niño.
De todo corazón muchas gracias no lo olvidáremos nunca.
Gracias Luis
Testimonio: En momentos como éste se necesita el apoyo y gestión profesionales de personas comprometidas y empáticas como Luis. Cuando, lamentablemente, la vida de nuestra querida SIN ha llegado a su final, hemos encontrado en él a la persona empática y dispuesta para solucionar este tránsito, en unas instalaciones dignas para despedirnos con tranquilidad de nuestra amiga, que nos ha proporcionado el sosiego preciso. Por ello, puedo recomendar sus servicios a quienes busquen este tipo de solución al perder a su mascota. Gracias.