Panda y Lucy estuvieron abandonados durante dos días en una vía de tren, Lucy estuvo en extremo peligro, pero Panda se encargó de cuidarla en todo momento. Este perro salvó a su compañera Lucy de ser aplastada por los trenes hasta que llegó alguien a ayudarlos. Ella se encontraba muy herida y no podía moverse para retirarse de las vías, entonces Panda decidió acurrucarse a su lado y empujar su cabeza hacia abajo cada vez que un tren pasaba.
«El perro oyó el sonido del tren que se aproximaba, se acercó a la perra y se acostó junto a ella. Ambos empujaron la cabeza hacia el suelo y dejaron que el tren pasara».