Combatiendo la Leishmania

¿Qué es la leishmania?

La leishmaniasis es una enfermedad grave para nuestro amigo que la causa un parásito llamado leishmania. Esta enfermedad, se transmite a través de un mosquito llamado flebotomo y afecta a todas las razas de perros. Lo que hace, es atacar las células blancas del perro (que son las encargadas de defender al organismo de agentes infecciosos), reproduciendo los parásitos en ellos, dejando al perro desprotegido y debilitándolo, causando una decadencia en su organismo.

Hay varias especies de flebotomos y, hasta hoy,  los estudios afirman que las principales son P.perniciosus y P.ariasi, pero también hay que tener en cuenta el langeroni, longicuspis y longipalpis (que, de este último, dicen que se mantiene activo durante todo el año).

Flebotomos

Estos insectos de unos 3 mm de largo, se diferencian del resto de especies de mosquitos en que, al volar, no emiten zumbido. Durante el día, permanecen en sitios oscuros (como grietas), y del atardecer hasta el amanecer, cuando tienen mayor actividad. Cuando hay mayor peligro de una picadura de este insecto, es en verano ya que en invierno permanecen en un estado de larvas, aunque en las zonas cálidas de España, habrá que andarse con ojo, ya que encontraremos mosquitos todo el año.

Tanto machos como hembras de flebotomos, se alimentan de azúcares de la savia de las plantas y néctar pero únicamente las hembras, se alimentan de sangre, que necesitan para producir huevos. Cuando pasa una semana más o menos desde su “comida sangrienta”, la hembra pone alrededor de un centenar de huevos en suelos húmedos. Cabe decir, que la hembra no pasa esta infestación a su progenie, sino que cada flebotomo  nace libre de leishmania y solamente cuando la hembra pica a un animal infectado, es cuando este insecto la contrae.

Cuando esta hembra pica a un perro sano, le infectará, depositando los parásitos en la piel del perro. (Esta es la única forma conocida de transmisión en perros).

Tras la picadura de este insecto al perro, la enfermedad irá progresando de una manera u otra dependiendo del estado de salud, la edad, sistema inmune y sobre todo la cantidad de parásitos inoculados al perro y si este ha sido ya infectado antes. Una vez dispersa en el organismo, esta enfermedad puede dañar cualquier órgano (músculos, riñones, corazón… y también sistema respiratorio y digestivo).

Síntomas

La leishmaniosis se divide en dos grupos:

  • Cutánea
  • Visceral

Es la cutánea la que aparece primero, y de la que se pueden ver los síntomas desde un primer momento. Y la visceral, la forma más grave de esta enfermedad.

Los síntomas aparecerán de un mes a varios años después de la incubación.

En la cutánea (que afecta a la piel), los principales síntomas que veremos en el perro son:

– Pérdida de color en la piel

Caspa

– Falta de pelo alrededor de los ojos

– Grietas en almohadillas

– Úlceras

– Heridas que no cicatrizan

– Uñas largas y frágiles

En la visceral (que afecta a órganos internos), los síntomas son más graves:

– Sangrado por la nariz

– Pérdida de peso

– Anemia

– Diarrea

– Insuficiencia renal

– El perro no quiere hacer ejercicio

– Vómitos

Otros síntomas que esta enfermedad produce son:

– Dolor en articulaciones y músculos

– Inflamación de los ganglios linfáticos

– Exceso de orina

– Lesiones oculares

– Mucha sed

– Cojeras

Diagnóstico de la leishmania

Tras ver los primeros síntomas, hay que ir rápidamente al veterinario. Esto es muy importante, dado que el tratamiento será más eficaz cuanto antes se diagnostique y menos avanzará la enfermedad, ya que esta puede ser mortal o nuestro amigo puede quedar con secuelas dependiendo de los órganos que hayan sido afectados.

El veterinario realizará una prueba analítica mediante una extracción de sangre, donde verá si tiene anticuerpos contra la enfermedad.

No hay que alarmarse tras ver algún síntoma. A veces, son parecidos en otras enfermedades y dado que no existe un test que sea efectivo 100%, a veces, diagnosticar esta enfermedad es bastante difícil. En este caso, el veterinario podrá conseguirlo observando el parásito mediante punción de médula ósea o de ganglio linfático.

Si el perro es diagnosticado de esta enfermedad y aún no ha presentado ningún síntoma pero, se le administra el tratamiento, se puede lograr que la enfermedad no avance.

Si, tras las pruebas, el diagnóstico es positivo, no hay que ponerse en lo peor. La leishmania es crónica. No hay cura parasitológica para ella. Pero existen tratamientos que, aunque costosos, y, a veces, indefinidos, pueden hacer que los perros puedan llevar una vida normal. Durante los últimos años, los resultados de estos tratamientos han ido mejorando. Aunque el tratamiento se puede, en muchos perros, detener tras varios meses, se recomienda hacer revisiones cada cierto tiempo.

Tratamiento y prevención de la leishmania

Ha habido muchos avances en el conocimiento de esta enfermedad. En especial, el desarrollo de vacunas. Así que, hay dos intervenciones preventivas importantes, a parte de otras. Una es el uso de insecticidas y, otra, la vacunación.

Actualmente, existen cantidad de productos que servirán para evitar la picadura de estos mosquitos, como collares, pipetas o sprays.

La vacuna existe desde hace pocos años y se puede aplicar en perros sanos. Se pone en tres dosis y un recordatorio anual. La eficacia de esta vacuna no es completa. Por eso, no debemos olvidar las otras recomendaciones:

– Analíticas de sangre anuales

– No pasear con tu perro al atardecer por zonas húmedas en verano

– Usar mosquiteras en casas de campo y playa en el caso de que tu perro viva dentro

– Velas o enchufes insecticidas

Habría que controlar todas las zonas donde se puede reproducir este mosquito, sobre todo en las zonas cálidas. Y lo más importante: concienciar a la gente de hacer controles de leishmania anuales a sus  perros.

No hay que olvidar que lo mejor que hay para que esta enfermedad no aparezca es: La prevención.

 

 

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