El león de los perros

El mastín tibetano o dogo del Tibet (Do-Khy) es una antigua raza de trabajo de los pastores nómadas del Himalaya y un guardián tradicional de los monasterios tibetanos. Se ha rodeado de gran misticismo desde que fue descubierto en la antigüedad. Desde su mención por Aristóteles (384-322 a. C.) a las famosas escrituras de Marco Polo, quien fue a Asia en 1271, todos los informes históricos alaban la fuerza natural y grandeza del dogo del Tibet, tanto física como mentalmente. Hasta su ladrido ha sido descrito como único y como característica de la raza altamente atesorada.

Hay testimonios que se remontan a 2.000 años antes de Cristo que indican que ya era empleado por los asirios como perro de guerra y para la custodia de los prisioneros. Todavía aparece con el mismo aspecto en los bajorrelieves babilónicos, egipcios y griegos, demostrando de este modo la gran difusión que tuvo en tiempos tan remotos. Con las conquistas romanas y las invasiones de los pueblos asiáticos, se extendió rápidamente por la cuenca del Mediterráneo dando origen a todas las razas de molosos europeos, a muchas de pastor y a otras de salvamento como el San Bernardo, el Terranova y el perro de montaña de los Pirineos.

En el cuidado de rebaños y como guardián es seguro e incorruptible, feroz y peligroso con los extraños, como casi todas las razas que podemos definir como «antiguas» y cuyo carácter se ha ido forjando en el curso de los siglos.

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